Héctor Menéndez

Milano, capital de la moda

¿Cuántos de ustedes pueden “presumir” haber caminado por calles de una ciudad desconocida a media noche, en un continente desconocido, cargando como mula, sin una reserva de hotel y sin dinero como para uno de más de una estrella?

Supongo que pocos, y los que sí, sabrán que no es lindo… pero como siempre, en retrospectiva, nada más queda sonreír y pensar: ¿pero en qué demonios estaba pensando?

Así inició mi aventura por el viejo continente.

Pero las cosas por el principio:

El vuelo fue un infierno en todos los aspectos, el avión viejo (su sistema de video usaba VHS, saquen cuentas), con tal de tener ventanilla, opté por la última fila de asientos, decisión en vano, ya que para cuando llegué a mi lugar, lo ocupaba una mulata como de 18 años (al final me enteré era cubana) con una cara de susto que no podía con ella (después comprobé que mi prejuicio fue errado, puesto que su italiano era buenísimo), como podrán imaginar los que me conocen, me hice el idiota y ya no le pedí me diera mi lugar y por si esto fuera poco, resultó que mi asiento tenía mucho menos espacio que los demás (por ser el último) y encima no se podía poner en “posición reclinada” por el mismo motivo ¿y saben que es lo peor? que los 3 asientos del asiento delante mi fila estaban vacíos, pero mi estúpido respeto por las reglas me hizo no actuar rápido y pasarme, lo cual me significó ver y escuchar por 10 horas a un Italiano cómodamente roncando con cara de felicidad mientras usaba esos 3 lugares como cama… Mea culpa!

En fin, al final no me arrepiento, puesto que al estar al lado de la ventanilla pude ver perfectamente los Alpes desde arriba, no sé ustedes, pero para mí, valió cada minuto de dolor de nalgas/espalda.

Algo que si me gustó del vuelo, fue que exceptuando 4 horas, las pantallas tenían una vista cíclica con información técnica del (distancia recorrida, altura, velocidad con respecto al suelo, temperatura exterior y un mapa GPS en diversos zooms mostrando nuestra ubicación).

En fin, llegamos a “Milán” el destino que mi ignorante ser pensaba sería el primer contacto con la cultura Italiana, ajá, el aeropuerto de Malpensa (terminal que ademas de llevar en el nombre la fama, es la terminal secundaria de Milán para charters) fue el encargado de recibirme, y bueno, después de la nerviosa espera en la aduana ante un “Polizia” malencarado y apuesto (que tendría a más de una mexicana enseñándole las chichis), mientras hacia una detallada búsqueda en mi maleta, finalmente piso Italia, Oh Italia!

Después de cambiar dinero con el Italiano más antipático que he conocido hasta ahora y comprar el boleto para llegar a Milán en autobús con la italiana mas sexy de la historia (después me enteraría de que fue mi primer error, porque ahí mismo salía un tren, pero ver esa belleza bien hizo valer la pena el desvío), emprendí mi encuentro con la capital de la moda; de la hora y media de trayecto solo les puedo decir dos palabras: ¡PINCHE TRÁFICO! Y ahí si no puedo culpar a semáforos fuera de sync, baches o topes, tránsitos que estorban más que ayudan… Noup, simple y pura sobrepoblación vehicular (y muuuuchos cafres al volante) ¡viva Italia!.

Una vez en Milano, me dispuse a explorar la estación de tren, a ver si se me ocurría qué hacer en el inter (jaja no el FC, vieron lo que hice ahí?), me súper impresionó… ¡que magnífico lugar!, digo, seguramente conoceré mejores, pero al ser mi primer contacto con la arquitectura europea, denme chance ¿no? Además, ¿qué niño no se emocionaría al ver tantísimo tren?

Después de mi mini-tour, me dispuse a encontrar un ciber café (la verdad tenía esperanza de encontar WiFi gratis, pero se me acabó pronto) Encontré uno rápidamente a las afueras de la central ferroviaria y casi me voy de espaldas con su tarifa de 9 euros la hora, pero ni modo, me urgía avisar de mi llegada. Después de platicar con la familia, con bríos renovados, le pregunto al encargado del cibercafe:

What do you mean by nearby? Me responde mal encarado.

yeah, I know what nearby means, you’re surrounded by hotels, can’t you see? Con una cara de chinga tu madre bien definida.

Oh yeah, I meant, where can I find the CHEAPEST one?, tratando de ocultar mi vergüenza por ser el turista pendejo que siempre critique.

-Italy Hotel is the cheapest one, you can find it turning around the corner. Ya sin disimular un ápice su desesperación conmigo.

Y pues ahí voy, jaja, su “cheapest” era de 60 euros la noche, este vato no conoce el significado de pobreza, Y pues ya saben, aquí tienen a su típico chilango, y pues me voy a buscar otros hoteles más lejanos “por si el del cibercafé nada más me quiere joder”.

Tengan en cuenta que todo esto pasa a las 10pm, y que no llevo un solo mapa (y sigo sin encontrar uno mientras escribo estas letras). Muy confiado me lanzo a caminar en búsqueda del hotel bueno, bonito y barato.

¡Ah! Pero se me olvidó contarles un gran detalle, tan importante es, que por eso heme aquí a las 3:10am en Verona esperando el tren de las 6am de regreso a Milán sin haber encontrado un Hotel.

Resulta, que para no cargar tanto, se me ocurrió dejar en la estación de tren “encargada” una de mis maletas, todo iba bien, iba a gastar un poco más, pero me daría la oportunidad de caminar más y pareciendo menos turista, pero éjele que caminé dos horas y de verdad, el primer hotel era el más barato, jaja, y pues ahí voy de regreso, después de meterme a callejones, calles y avenidas. Si alguna vez han caminado después de las 10pm en Ciudad de México saben lo terrorífico que puede ser una ciudad semi-desolada, de hecho, ahora que lo pienso Milán me recuerda mucho a la chilangolópolis en más de un aspecto.

Moría de hambre, me andaba del baño, y se hacía cada vez más tarde… Decidí comer McDonalds, 7euros el McMenu, demonios, ni modo.

Me dirijo a la estación de tren decidido a abordar uno a Roma (si hubiese), son 5hrs de camino, lo tomaré como hotel. Hay unas máquinas dispensadoras de boletos, checo y el tren más cercano 5am, damn it, Decido dormir en la estación, hay varios que lo hacen, pero también hay muchos “nobles” italianos que se ofrecen a ayudarte a encontrar hotel, pidiéndote que los acompañes, si claaaro; Decido tomar un tren para acercarme a la ciudad más cercana donde vive uno de mis dos contactos en Europa: Toulon en Francia, demasiado lejos … decido ir a Verona (donde estoy ahora), vuelvo a ir a las máquinas y descubro que hay de distintas compañías y que una de ellas tenía salidas a Roma en poco tiempo, con un inconveniente: recién agotados. Caraaaaaaajo! Bueno, plan original: Verona, chin pero mi maleta está en “paquetería” ¿y si está cerrado? Ok, voy por mi maleta, ¿y si me vuelven a dejar sin boleto? Estoy cerca, me asomo y veo la puerta abierta y ¡sorpresa! Sale el viejito que atiende, no se va, solo está ahí, esperando. Compro mi boleto rápidamente, son 9 euros, el viaje dura dos horas, allá debe haber hoteles más baratos ¿no?

Me dirijo hacia paquetería sintiéndome victorioso, habré sobrevivido el primer día y rescatando el presupuesto, llego a paquetería: cerrado. Ese viejito Milanés debería arrebatarle a Usain Bolt la medalla de oro.

¿Y ahora?

Boleto en mano, gasto hecho… Estrategia jodida. Pero… Son 2hrs y media, 9 euros… Si voy, y con suerte encuentro un boleto de regreso, me paso un poco de presupuesto, pero puedo dormir en calientito y tener baño, ¡vámonos! Inguesu, de cualquier manera mi mochila sale hasta mañana…

… Y así, fue como empecé a escribir esto, desde ese momento ya llegué a Verona y me llevé el chasco de que el tren de regreso sale a las 6am.

Estoy en el lobby de la estación, esperando poder regresa por mi maleta.

Si eso no es la más estúpida y genial manera de iniciar un viaje… ¡No sé cuál sea!

Omití muchas cosas, no puedo creer que haya visto tantas cosas en un solo día, si me olvido de las comodidades esto será “legen… (wait for it) …dary”

Mi pila se acaba justo a tiempo, a ver hasta cuando la podré recargar.

¿Continuará?